domingo, 20 de septiembre de 2015







"Vivir aquí es hacerlo con otro ritmo de vida", dice Isa, habitante de la comunidad de Santa Rosa del Ávila en Caracas. Entre pimentones, tomates y girasoles, con Caracas al fondo, los cerca de ochenta habitantes, refrescan entre el rocío húmedo del cerro el Ávila la herencia de un poco más de cien años de recolección, siembra y distribución de alimentos únicos de la zona. "Las cosas se hacen bien o no se hacen", cuenta Isa dándole importancia al aislamiento de su comunidad desde la época que trabajaban con la hacienda La Urbina. 



Santa Rosa del Ávila. Caracas, Venezuela

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